Mi experiencia SVE


A una semana de irme de Galicia, quería recordar sobre el año pasado, lo que viví durante mi experiencia como voluntaria europea. Para mi, fue un de los mejores años de mi vida. ¿Por qué ? Pues para varias razones.
Primero, desde siempre quise aprender español. Cuando llegue a Santiago de Compostela en Noviembre, no hablaba nada de español. Diez meses después, gracias a las clases de español y la gente local, puedo hablar con la gente, entender y hacerme entender, organizar actividades con los niños de mi centro, mirar películas en español, pedir en un restaurante.. Aunque fue bastante difícil al principio estar en un otro país sin hablar su idioma, ahora me siento orgullosa de poder comunicarme con la gente y de como lo he hecho.





Segundo, porque también durante este año aproveché mis días de vacaciones para hacer algo que me gusta : viajar. Viajé sola, con amigos, con otros voluntarios, con familia. Viajé en tren, autobús, avión, coche, autostop, a pie. Viajé por Galicia, hice una parte del camino de Santiago andando hasta Finisterra, hice formaciones en Toledo y Málaga, viajé por Castilla y León, alquilé un coche con otras voluntarias para descubrir Andalucía, viajé por Portugal, Marruecos.... Me encantó y por eso ,me entraron más ganas de viajar e ir a descubrir otros países y culturas.
Tercero, porque me encantó mi proyecto, trabajar con niños en el centro Don Bosco, y el centro donde lo hice. Aunque al principio no me gustó tanto, o sea, no podía hablar español con mis compañeros de trabajo, tampoco con los niños, no me sentí muy integrada, poco a poco yo me sentí más. Conocí a la gente, a los niños, a los monitores, hice un proyecto intercultural con algunos niños de mi centro y otros niños en Francia, participé en varios eventos organizados por mi centro como la carrera solidaria, participé en el campamento urbano durante el verano, con muchas horas pero también mucha alegría. Don Bosco es un centro muy dinámico, que propone y organiza varias activades interesantes, pero sobre todo hay un buen ambiente ahí porque es una gran familia que cuida a los demás.
Cuarto, la palabra “interculturalidad” sería una buena manera de resumir el SVE. Santiago, con sus peregrinos del mundo entero, es también un sitio que propicia a la interculturalidad. Durante el año, me encontré mucha gente de diferentes países de Europa y fuera, descubrí mucho sobre sus culturas, idiomas, música, compartiendo comidas, diferentes hábitos de vida... y también como los demás perciben mi país. También he visto que hay muchas diferencias entre las regiones en España. En Galicia, descubrí a sus maravillosos paisajes, sus islas, sus playas, su agua fría, su idioma, su comida, (su cerveza), sus tradiciones, su música celta, y su gente. Siempre animados, con un humor especial y orgullosos de su región. Ahora me siento más capaz de vivir en un otro país, de adaptarme a una cultura diferente y tengo muchas ganas de hacerlo otra vez.
 



Por todo eso, lloré el ultimó día del campamento urbano. Porque aunque durante el SVE tienes un pequeño salario, vives con lo mínimo, como diría Antoine de Saint-Exupery " L'important est invisible pour les yeux " (lo más importante no se ve con los ojos), pero yo estaba muy feliz con este poquito. Conocí a gente increíble que nunca olvidaré, y me da mucha pena dejarla. Entonces mi consejo para alguien que quiere hacer el SVE es que se tome tiempo para si mismo, para hacer cosas que le gusta hacer y de salir de casa para disfrutar con la gente. El SVE es una experiencia que cambia tu vida.
Gracias a : el equipo de Don Bosco (Víctor, Nathalie, Angel, Xabi, Antonio, Xesus, Esther), los monitor@s (Lara, Cristina, Lucia, Bea, Pablo, Senén, Manuel, Javi, Pedro, Suso...), los otros voluntarios en general, Héloïse y Manue en particular.

Jessica. 

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